joLa palabra «yo» como concepto es posiblemente la que más significados tenga. Su significado viene determinado por su referente, la persona que lo utiliza para designarse a si misma.

Ayer tuve una emocionante experiencia de aprendizaje (o de recapitulación y puesta en orden mental y conceptual de lo que tengo aprendido). Asistí en la Sala la Caritat, Biblioteca Nacional de Catalunya, c/de l’Hospital, 56, 08001 Barcelona a una Charla-Café científico sobre el «yo» físico, neurobiológico, filosófico… Aprendimos a reflexionar desde diferentes perspectivas del conocimiento de uno mismo, de los otros. En toda la historia de la Filosofía y, por tanto, puedo augurar de la Humanidad nos hemos planteado si somo solo un cuerpo con una propiedad emergente que es la conciencia de si mismo (Self) o si somos dos entidades diferentes pero ligadas: la mente y el cuerpo. Al primer concepto lo denominamos fisicalista o monista, al segundo  dualismo mente-cuerpo.

Mi perspectiva es que nuestro «yo» se construye en base a la memoria que vamos almacenando de experiencias, la mayoría vividas, otras soñadas o rememoradas a partir de fragmentos de la realidad que otros nos han transmitido. Por tanto, la consciencia de uno mismo es un relato de nuestra memoria (a veces equivocada) de nuestra biografía. Para mí está claro que el «yo» se va del cuerpo en procesos de envejecimiento o de enfermedad como el Alzheimer y, por tanto, demuestra empíricamente que sin un cuerpo sano, con unas conexiones neuronales correctas y no enfermas, el «yo», la consciencia, el pensamiento ya no son presentes. En caso de muerte o deterioro de la fibras neuronales, el «yo» desaparece o regresa a estadios infantiles… luego su memoria (el Alzheimer tiene como consecuencia la pérdida de memoria y de cómo se deben hacer las cosas) disminuye el «yo» o lo elimina. Y no es que la mente o el espíritu o el Alma abandonen al cuerpo (pues a veces el enfermo recupera ciertas memorias – vaya alma más cachonda si va y viene-) es que el deterioro del cuerpo y de las fibras neuronales destruye el «yo» y la propiedad emergente de la mente. Por propiedad emergente designo a aquella que surge por la unión de las partes en un todo. Pero el todo no es exactamente la suma de las propiedades de cada parte, sino que la suma de todas las partes y sus propiedades dan lugar a una nueva propiedad no esperada pero, desde la perspectiva evolutiva, pudiera ser que fuera ventajosa.

Es el «yo» el que aprende y lo hace por patrones, como dijo Platón, por modelos que estaban en el mundo de la ideas, pero lo que no sabía Platón, o no quiso saber o investigar es que el mundo de las ideas es un constructo nuestro, según el constructivismo, creamos, moldeamos e incorporamos a nuestro conocimiento en nuestro «yo»… que será presente hasta la muerte, la enfermedad o el deterioro de las fibras neuronales.

Largo y tendido pudiera hablar de lo que me sugiere todo este campo del saber humano, en otras ocasiones volveré… amenazo; pero finalizo con la forma de aprender más habitual en este momento, con el conectivismo ya que el todo en la red, las interacciones, los diferentes canales nos proporcionan un aporte de inputs que debemos digerir e incorporarlo como aprendizaje en nuestro «yo».

Finalmente, felicitar a los ponentes del evento: Charla-Café científico sobre el «yo» Rupert GlasgowAlex Gomez-Marin.

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El «yo» que aprende
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